A diferencia de lo que se creía hace años, los niños/as y adolescentes están capacitados para trabajar la fuerza (de hecho muchos ya la trabajan en los deportes que practican), pero como siempre ha habido la concepción de que trabajar con cargas a edades tempranas repercute negativamente en el crecimiento hay ese miedo a apuntar a nuestros hijos/as.
Pero como se remarca en el estudio hecho por el Comité Nacional de Medicina del Deporte Infantojuvenil de Argentina en el 2018 sobre los beneficios, riesgos y recomendaciones en cuanto al entrenamiento de fuerza en estas edades, "cuanto más temprano se incorpore un programa adecuado para cada entrenado, mayores serán sus mejoras en su sistema motor y sería mñás aptos tanto para la vida diaria como para su vida deportiva".
Algunos de los beneficios del trabajo de esta cualidad física básica son:
Aumenta la densidad mineral ósea, con lo cual será más difícil que hayan fracturas en los huesos
Reduce el riesgo de lesiones en el deporte
Mejora el desempeño de las habilidades motoras (saltar, lanzar, correr)
Mejora la composición corporal
Mejora el rendimiento académico
y algo muy importante comunmente olvidado:
Genera mayor adherencia a la realización de actividad física de por vida
En cuanto a los riesgos, se suelen centrar más en no hacer un buen uso del material, en no respetar recuperación del cuerpo, en no incidir lo que es debido en una técnica adecuada, en definitiva, en no tener el asesoramiento que es debido.
Es por eso que será vital que acudas a un profesional cualificado que sepa las necesidades de cada persona, en que etapa de la vida se encuentra y que se puede hacer en ese momento. Ya que no todo vale, el entrenamiento como nosotros lo entendemos tiene que ser coherente, planificado en función de las características y necesidades de cada persona y progresivo en el tiempo.
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